En las tierras del fuego, cuando las libelulas cantadoras y las mariposas volaron desde su taller hasta el Cerro de los Abechucos, Aluna, la nina indigena que pintaba sobre rocas, tuvo una premonicion. Vio en suenos un objeto volador no identificado que sobrevolaba como un fantasma galactico la laguna de Quintin y al despertar recordo las voces y relatos de los ancianos de su escuela. Algun dia, los espiritus guardianes vendrian en chalupas magicas con criaturas y cosas hechizadas que nunca existieron, ni siquiera en el inframundo