Deleuze (1991) senalo un camino de transicion entre las sociedades disciplinarias y las sociedades de control, y planteo a estas ultimas como herederas o sucesoras de lo que estan dejando de ser, las sociedades disciplinarias. Las disciplinas entraron en crisis en provecho de nuevas fuerzas que se iban produciendo lentamente, y que se precipitaron despues de la segunda guerra mundial: las sociedades disciplinarias son lo que estamos dejando de ser. (Deleuze, 1991, p. 2.) La construccion historica de las sociedades de control esta lo suficientemente sustentada, su configuracion tiene como condicion de posibilidad el declive de la idea de progreso (Canguilhem, 1987), un tiempo de muerte de los metarrelatos, de desconfianza de la racionalidad ilustrada y de desconfianza sobre el desarrollo tecnocientifico. Si las sociedades disciplinarias tenian en las instituciones, los discursos, los estados-nacion y las universidades centros para el progreso de la humanidad, las sociedades de control desplazan esos nichos de voluntad de verdad y saber de la humanidad a los centros del mercado, las tecnologias de la informacion y la comunicacion, la autogestion, la individualidad y los nuevos paradigmas modernos del siglo XXI. La sociedad de la segunda decada del siglo XXI pondera como prometedores los avances tecnocientificos del internet de las cosas, la web emotiva, los desarrollos en telemedicina o biotecnologia, la implementacion de energias alternativas, etc. Al parecer se esta asistiendo a un resurgimiento de la idea de progreso, reflejada en las prometedoras agendas de politicas publicas de los gobiernos a nivel global y en los mecanismos de comunicacion transmedia. Se plantea el interrogante: ?las sociedades disciplinarias han encontrado en las de control un mecanismo de refuerzo, son dos caras de una misma moneda o pueden coexistir en una demarcacion de territorios y ambitos de poder de cada una y como lo hacen?