Memorias de asesinos que cambiaron el arma y hoy publican. Trinos de politicos cuyos odios encuentran eco en redes virtuales y prensa. Predicas de mafiosos que salen de carceles y pronto la gente olvida sus muertos para consagrarlos como youtubers. Aqui o alla, se premia el delito. Como advierte el sociologo Zygmunt Bauman (2006), mas que heroes, la globalizacion alumbra a las celebridades, no importa si ofenden o matan. Los hechos tragicos son vistos como entretenimiento; personajes perversos se eternizan gracias a los medios de comunicacion, siempre y cuando sus seguidores en las redes sobrepasen a las de sus victimas.