La multiplicidad de funciones que se le encomiendan al Estado moderno por via constitucional implican, desde el ideal del Estado social de derecho, grandes desafios financieros para la Hacienda Publica. De manera que es el Sistema Tributario el principal responsable de generar los ingresos requeridos para la financiacion de los servicios publicos y, en general, de la actividad estatal. Desde esta perspectiva es claro que la escasez de recursos unicamente se supera en la medida en que la Autoridad de Impuestos logre hacer efectivas las obligaciones tributarias que recaen sobre los contribuyentes y demas sujetos pasivos del Sistema. Luego, no es extrano que la doctrina fiscal haya acunado la expresion Sistema Tributario vale lo que valga la Administracion Tributaria encargada de aplicarlo. El exito de una Administracion Tributaria en su tarea de asegurar los ingresos publicos y proteger la base impositiva es de suma importancia pues el Sistema Tributario de un pais es fundamental para el sosten de la calidad de vida de sus ciudadanos mediante el financiamiento de programas y servicios publicos y la redistribucion del ingreso. Esto es particularmente cierto en los tiempos corrientes, en que la volatilidad economica ha debilitado los ingresos publicos y se espera que produzca una disminucion en el cumplimento del contribuyente. Las administraciones tributarias de todo el mundo ahora reconocen la necesidad de concentrarse en maximizar el cumplimiento en condiciones dificiles (MacPherson, 2011). La concepcion universal de las funciones asignadas a la Autoridad de Impuestos reduce la aplicacion de las mismas en el sentido de que su tarea principal es entendida corno la aplicacion del Sistema Tributario como un todo normativo en donde, en la perspectiva de la norma, se considera y se reglamenta desde el nacimiento de la obligacion tributaria sustancial y formal hasta su respectiva extincion.