La imagen que actualmente se asienta en gran parte del publico consumidor sobre el concepto de marca es producto del esfuerzo de las grandes empresas de manufactura por posicionar sus signos marcarios. Sin embargo, en la cadena de suministro de productos de consumo, las empresas de manufactura que se ubican como proveedoras de los mismos no son las unicas que han concentrado sus esfuerzos en idear y desarrollar tales activos de importante valia. De hecho, desde el inicio de los anos 2000 se ha venido registrando de manera creciente una introduccion al mercado de marcas para bienes de consumo, pertenecientes a los distribuidores y no a los fabricantes. Esto es consecuencia de la iniciativa emprendida por las tiendas de supermercado y de grandes superficies que, pretendiendo dar mayor alcance a sus actividades comerciales, han venido incorporando en sus proyectos un portafolio de marcas propias. De esta manera, el distribuidor deja de ser un mero intermediario entre el proveedor y el consumidor final para desempenar tambien el papel que otrora unicamente realizaba la empresa manufacturera; esto es, la creacion y venta de productos propios. Asi, la dinamica de la relacion entre el retailer y la empresa proveedora deja de ser de colaboracion pura para sumar ahora un matiz de competencia. En este contexto, son las particulares estrategias que este distribuidor utiliza para colocar sus propias marcas en el mercado las que suscitan especial interes, pues acontece que a menudo se ve inclinado a imitar de cerca las marcas de fabricantes lideres o de valerse de su cercania con el consumidor final y de su dominancia en la cadena de suministros para potenciar la venta de sus marcas. En este sentido surgen situaciones que incumben al derecho de la propiedad industrial y de la competencia. El analisis de las marcas de distribuidor, a la luz de estas disciplinas, asi como la consideracion de posibles remedios que servirian para atender las visitudes que surgen en este escenario, seran los propositos de este escrito.