Para despejar desde el principio cualquier sospecha impertinente, quiero manifestarles que lo que ahora voy a decir no pretende ser una presentacion de Pedro Gomez Valderrama ni de su obra literaria. La personalidad publica e intelectual de Gomez Valderrama -terminos por fortuna intimamente ligados, en este caso- es ampliamente conocida, debatida o admirada en el pais. Su obra literaria, y este ultimo Retablo de Maese Pedro, no necesitan de ninguna andadera para caminar por el mundo, ya que toda obra literaria se presenta por si misma, tiene su carta de ciudadania, para emplear un termino sibilino y civilista, en el hecho de que una vez producida entra a formar en la grandisima legion de los que quieren servir a los hombres. Quien va a presentarse, soy yo. En pocas palabras les dire que soy una persona que anhela y al mismo tiempo teme ser un escritor. Esta tortura me unio desde hace mucho tiempo a Gomez Valderrama y de ella -masoquistas al fin- hemos derivado profundos goces intelectuales. Creo que esta simple razon me autoriza para hacer algunos comentarios sobre su ultimo libro, comentarios en los que la admiracion y el afecto no podran ocultarse pero que tratan de proporcionar a ustedes algunos elementos conceptuales no nuevos, en absoluto- para retener y fijar mejor lo que el autor ha querido decirnos. Y para iluminarlo, tal vez. Este es el oficio de quienes tenernos una vision critica, es decir, constructiva, de la vida y del arte. Y que conste que no soy un critico literario. No lo soy por una razon bastante torpe, pero que desde ya me proporciona intimos y vedados placeres: espero morir en sus manos.