La educacion tiene como finalidad el desarrollo armonico de todas las dimensiones de la persona: psicomotora, afectiva, intelectual, volitiva y espiritual. Sin embargo, la afectividad es una de las que ha sido mas relegada dentro del ambito universitario. El articulo expone la necesidad de educar el mundo afectivo de los estudiantes, mas aun cuando la familia y la escuela, ambitos privilegiados para su desarrollo, no siempre la favorecen adecuadamente. Despues de mostrar el panorama actual en el que estan inmersos los jovenes, asi como de explorar el concepto de afectividad en cuanto fuerza para la accion, se propone unos medios para su formacion: promocion de personas de criterio, orientacion de los propios afectos, la fuerza del ejemplo, y el cine de calidad como un buen recurso pedagogico. Como conclusion, se propone a la Universidad la creacion de algunos espacios que contribuyan a la reflexion e investigacion en estos temas y a la madurez afectiva de los educandos.