Nos hemos congregado a celebrar, no las epicas hazanas de los conquistadores que hicieron retemblar la cordillera de los Andes con el casco duro de sus corceles; no a recordar los nombres de los valientes que, espada en mano y corazon firme, acometieron empresas que hoy suenan a fabula por lo descomunales, y que constituyen la realidad historica de una edad heroica; no a rememorar la victoria que dio, por derecho de conquista, propiedad sobre tierras a los vencedores, y sobre vidas y haciendas a quienes asentaban su bota sobre los virgenes ejidos. (…)