La implantacion de un nuevo proceso educativo exige un esfuerzo de conceptualizacion arduo y permanente, ya que, en el fondo, lo que se pone en juego y en movimiento, son nuevas comprensiones que se pretenden hacer vigentes frente a las ya establecidas y aceptadas. Es el juego de las representaciones que nos vamos formando de lo acaecido. Las teorias, pensadas en sus caracteristicas generales tienden, por su estructura interna, a seguir dando explicaciones aun de aquellos fenomenos que las desbordan ampliamente; pretenden proyectar e imponer sus esquemas de comprension o configuracion aun cuando han dejado de ser operativos. Es preciso admitir que si se efectuan cambios bruscos e inesperados a veces, bien sea porque se exijan o porque la marcha misma de los procesos los susciten, los sistemas teoricos de todo tipo, en nuestro caso el educativo, sufren una real crisis de identidad revelando solo su estricto caracter funcional en la sociedad. (…)