La publicacion de un volumen de versos -por mas notable que sea- pasa facilmente desapercibida en un momento tan lleno de angustia como el actual. Cada hora nos llega cargada de novedades; cada dia pone nuestro destino en juego cualquier periodico tiene con que agotar nuestra capacidad de sentir y de sufrir. El asalto continuo de sensaciones agudas se opone, hasta reducirlo a cero, al interes mas bien restringido que el comun de los lectores reservaba todavia a poesia. Y sinembarqo, interdependencia de vida y de poesia (o, si se prefiere, del arte en general), no ha sido jamas tan completa. Es por eso que hay que acoger con mas carino y mas emocion a Vaga Musica, uno de esos grandes libros de versos que no vemos sino muy pocos por generacion. Desafiando el oceano de indiferencia se arroja valientemente en las ondas con esperanza de que tal vez, como la bouteille a mer de Vigny, su mensaje acabara al fin por ser encontrado y descifrado. Es asi que cuando nos cae entre las manos, no podemos sino decir: He aqui un nuevo tesoro de poesia universal. El patrimonio espiritual y sentimental que defendemos contra barbarie, y cuya conservacion constituye una de nuestras razones de ser, acaba de aumentarse. Razon de mas para ligarnos a ese patrimonio, para defenderlo, para armarnos de valor y de paciencia hasta el dia en que tales libros tengan, de nuevo, el valor de un acontecimiento. (...)