Se aborda el cuerpo desde el saber construido por la pedagogia, descentrando el lenguaje como unica mediacion, considerando el micro y el macro entorno, la articulacion de la practica educativa con otras practicas y saberes y la forma como estos se insertan en la vida social. Se encuentra que los procesos de subjetivacion y de resistencia se constituyen en ejercicios de poder, que hacen visibles la diversidad de tensiones entre lo institucional y los sujetos escolares, configurando violencias simbolicas por via de la representacion (Bourdieu & Passeron, 1979). Por consiguiente, asumir la corporalidad constituye un intento por rescatar su dimension simbolica, que deja de lado aquellas dimensiones que aluden al cuerpo como Leib en tanto su dimension subjetiva, existencial y relacional. A estas alude el concepto de corporeidad. Ponty (1985) afirma que la corporalidad es la condicion material de posibilidad de la corporeidad. Estas son dos aspectos diferentes pero interrelacionados reciprocamente por la condicion de seres encarnados, lo que permite entender con Cabra y Escobar (2014) que “el cuerpo del docente se ocupa de vigilar y explicar, mientras que el cuerpo de las y los estudiantes se ocupa de escuchar, copiar y seguir al maestro” (p. 147).