(Discurso en el acto de entrega del titulo de Doctor Honoris . Causa que la Universidad le otorgo al ilustre profesor). Imposible expresar con palabras lo que he sentido al escuchar la bondadosa y gentil presentacion que acabais de hacer de mi pobre personalidad. Sucede, a veces -y este es el caso- que la palabra es menos expresiva que el silencio. Gracias, doctor, y permitidme el honor de dedicaros la disertacion que leere, en seguida. Por lo demas, me felicito por haber servido, con motivo de este solemne acto, para oir la bella pagina literaria, con hondo sentido cientifico - religioso, que habeis dedicado a la juventud que se levanta hoy, en medio del ofuscador y descorcentante caos de ideas, que va pervirtiendo y desmoralizando la humanidad por todas partes. (…)