Al hablar Menendez y Pelayo -con especial simpatia y encendido entusismo, ya no con mucha originalidad- de don Julio Arboleda y de obra poetica, nos dice este colombiano, “espiritu de rara distincion, fue tipo mas caballeroso y aristocratico los sangrientos anales de la democracia americana pueda encontrarse; su brillante existencia se parecio a las de los guerreros soldados del siglo de oro espanol, salvo a Arboleda no fuele concedido morir con la muerte de los bravos, como a Garcilaso, a la luz del sol, asaltando una plaza de armas, como a valor cuadraba, sino cayo una emboscada nocturna; sus poesias sueltas “son casi todas de amor o de politica, impregnadas las mas de suavisima ternura, de una como devocion petrarquesca y espiritualizada; rebosando las otras de fervida indignacion, entusiasmo belico, odio y execracion a toda tirania, por estar hechas de versos que huelen a polvora y semejan rugidos de leon mas obras de arte; y gloria literaria se cifra principalmente Gon z alo de Oyon , que, incompleto y todo, es el mas notable ensayo de la poesia americana la narracion epica, si bien lo vence, en pormenores de diccion y de estilo, la version del Orlando enamorado hizo don Andres Bello. (...)