En todo sistema filosofico hay que distinguir entre el metodo y la doctrina, o en otras palabras: el razonamiento, tanto en lo tocante a su materia (punto de partida, premisas, hechos complementarios y antecedentes historicos) como a su forma (deductiva, inductiva, sistematica, problematica, imparcial o tendenciosa), y las conclusiones que legitima o ilegitimamente de el se desprendan, ya por obra explicita o implicita del propio autor, ya por la de sus continuadores. La doctrina es el aspecto mas importante de cada escuela, en la historia de la filosofia, y el metodo, el mas interesante para la critica, sin que sea desde luego posible separar del todo, ni en uno ni en otro caso, las dos fases -intimamente enlazadas- del pensamiento historiado o juzgado. Tocante al kantismo, por ejemplo, la exposicion doctrinaria tendera a definir y explicar las nociones de fenomeno y noumeno, intuicion (solamente sensible en Kant), concepto y esquema intermedio, formas esteticas (de la sensibilidad externa e interna), categoriales (del entendimiento) e ideologicas (de la razon), idealismo trascendental etc., relacionandolas ligeramente con las razones en que Kant asienta su largo y denso ideario, rebasando en mucho, por vuelo de la imaginacion, sus errores fundamentales, y la exposicion metodica tratara de penetrar en los cimientos de la construccion, mostrandola de pasada apenas, para apreciar su solidez intrinseca, ante todo, que es la debida al propio sistema, y en seguida la extrinseca o independiente de el, porque entre las cuentecillas de un abalorio podrian hallarse chispas de diamante, como en un collar de perlas, una que otra falsa. (…)