(Discurso leido en la Academia Colombiana de Historia por su autor el 12 de octubre de 1960). Elegido por segunda vez con indulgencia tan grande que no alcanza a pagar mi agradecimiento, para llevar la voceria de esta docta academia en la fecha de su solemnidad, casi me arrepiento de haber aceptado el honroso encargo; y si me presento a cumplirlo es con gran temor y desconfianza porque a mi natural insuficiencia se suma en esta vez la pesadumbre de mis muchos anos, cuyos influjos no es parte a contrarrestar la viva curiosidad intelectual que de propia minerva aun alienta en mi animo por las cosas del espiritu. (…)