La filosofia del siglo XVIII esta caracterizada principalmente por el problema fundamental planteado por Descartes, la antitesis entre el Espiritu y la Materia. Los filosofos de la epoca se dedican a resolver este problema, el cual unas veces recibe consideracion dando preponderancia al espiritu, y entonces surge el escepticismo idealista que desconoce la existencia objetiva de las cosas, motivo de la experiencia, o prestando importancia primordial a la experiencia misma y a los objetos que la producen, y entonces surge el positivismo fenomenista que encuentra ambiente principalmente en la filosofia britanica, y que en Hume tiene su culminacion, con su sistema que reduce el panorama de toda investigacion metafisica, a una serie de fenomenos inconexos que constituyen el mundo fisico, y las leyes que determinan el devenir de fenomenos y sucesos, a un simple habito de la mente, sin resultado objetivo alguno, tal como ocurre con el principio de causalidad. (…)