Contra casi todos los pronosticos, el gobierno del presidente Juan Manuel Santos esta lejos de ser una pura continuidad del de Alvaro Uribe. Aunque ya se distancio de su antecesor en temas sensibles como las relaciones con Hugo Chavez y, mas en general, con la region sudamericana, su apuesta de mayor calado es el inicio de negociaciones de paz con unas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) muy debilitadas pero aun con capacidad de accion. Todos parecen tener algo que ganar con un acuerdo: la guerrilla busca renacer como fuerza politica civil; Santos, por su lado, ansia un segundo mandato presidencial. Y eso hace que esta vez haya un moderado optimismo sobre la posibilidad de que termine el larguisimo conflicto armado colombiano.