En algun tiempo durante mi infancia me pregunte por que mi papa y mi tia no lograban llevarse bien. Parecia ilogico, pues mi tia, quien ademas es mi madrina, estuvo siempre pendiente de que yo estuviera bien y que no me faltara nada. iAy, cosas de grandes! Mi primo y yo jugabamos, peleabamos, nos agarrabamos del pelo y llorabamos, pero momentos despues olvidabamos todo y comenzabamos la nueva travesura. Lastimosamente, la relacion entre mi papa y mi tia era distinta y hubo algo que el nunca pudo perdonarle. Cuando mi mama vio a mi abuelo y a mi tia, en la universidad en la que ella estudiaba, con la cara banada en lagrimas, se imagino lo peor: quizas la abuelita habia muerto. Afortunadamente la tragedia no alcanzaba esos limites. “Se cayo… fue Lina… se rodo por las escaleras desde el segundo piso…”, le dijo mi tia con las palabras que el llanto y el panico le dejaban pronunciar. Mi mama, como toda madre cuando recibe una mala noticia de su hijo, salio corriendo y atraveso la calle sin pensar en que podia terminar bajo una llanta. Tomo un taxi y empapo los cojines con sus lagrimas. El senor taxista pensaba que la habian robado y ella, muy en el fondo, pensaba que hubiera preferido eso.