La politica de vivienda que se ha desarrollado en Colombia durante las dos ultimas decadas ha tenido la orientacion de claros principios liberales. A comienzos de los anos noventa se introdujeron dos reformas substanciales al respecto: la eliminacion de las particularidades de la linea de financiamiento de la rama, que fue homologada al resto del sector financiero, bajo el principio de la multibanca; y la eliminacion del promotor estatal de vivienda social, el Instituto de Credito Territorial, y su reemplazo por un sistema de subsidios directos a la demanda. Con estas medidas se esperaba que el mercado pudiera cumplir dos metas fundamentales: combatir la penuria de vivienda de los mas pobres y solidificar un sector dinamico de produccion de espacio construido. En este texto se examina el desempeno de estas politicas a dos decadas de su puesta en operacion, con referencia a sus resultados en la ciudad de Bogota (los instrumentos de esta politica son sobre todo del orden nacional). El balance parece ser muy poco satisfactorio: la operacion del mercado con pocas restricciones arrastro al sector a una de las mas profundas y prolongadas crisis de las que se tiene noticia, el nuevo sistema de promocion de la vivienda social excluye a sectores importantes de la poblacion, ofrece productos de muy dudosa calidad, y la autoconstruccion informal ha vuelto a tener un volumen comparable a los peores momentos en la historia de la ciudad.