El presente estudio de caso pretende analizar como la recepcion de refugiados por parte de Nueva Zelanda, funciona como una herramienta de poder blando generando beneficios para el Estado. Las dificultades intrinsecas de Nueva Zelanda, han funcionado como un motor para que el pais genere estrategias, como la recepcion de refugiados, que aportaran principalmente a su soft power, poder por el cual lograran tener un posicionamiento internacional y a la vez una proyeccion internacional privilegiada. Con la misma recepcion de refugiados, se evidenciara un interes por parte del Estado que estara enfocado, no solo en obtener beneficios politicos sino tambien economicos y demograficos.