Paralela pero marginal a la historia hegemonica de la narrativa realista, hay otra historia, la del libro-juego (termino equivalente a otros ya presentes en la critica como artefacto, novela-estructura o novela-tipografica, pero mas adecuado al estudio aqui realizado) que vincula en una misma perspectiva a obras como Tristram Shandy de Laurence Sterne con la antinovela contemporanea y las novisimas creaciones de la narracion hipertextual: textos digitales que permiten la conexion de bloques de informacion multimedial creando diferentes itinerarios o recorridos de lectura para el lector. Pertenecen tambien a esta linea historica del desarrollo del libro-juego algunas de las obras narrativas de Macedonio Fernandez (Museo de la novela de la eterna) Jorge Luis Borges [Examen de la obra de Herbert Quain, El jardin de senderos que se bifurcan, Pierre Menard autor del Quijote) y Julio Cortazar (Rayuela). El analisis de estas obras las coloca como ejemplo paradigmatico de los precedentes literarios de las recientes producciones de la narrativa hipertextual. Para confirmar esta relacion historica se examinan dos dimensiones constitutivas del libro-juego: una estetica del juego, configurada desde la reflexion filosofica, y una estetica del diseno abordada a partir de la doble produccion que conforman la escritura y la lectura.