Entre los fenomenos considerados como traumaticos en nuestra sociedad actual, es decir, aquellos caracterizados por “una sensacion de horror, impotencia, lesiones graves, o amenaza de lesiones graves, o muerte”1, se encuentra el como uno de los mas estudiados por las disciplinas sociales, humanas y de la salud, ya que se ha constituido en fuente de preocupacion y alarma para el Estado y las organizaciones defensoras de los derechos humanos, particularmente de los derechos del nino, planteandose la necesidad no solo de estudiarlo, sino tambien de intervenirlo para disminuir fundamentalmente sus cifras, las cuales lo han ubicado como un problema de salud publica. Cada vez es mas frecuente escuchar en los medios de comunicacion, historias o noticias en las cuales lamentablemente los ninos son protagonistas de diversas formas de contra ellos: abuso sexual, explotacion, severos castigos fisicos, torturas, humillaciones, abandono e incluso la muerte. Pero de estas agresiones, quizas la que mayor horror e indignacion causa, es aquella propinada por los padres, pues se hace dificil entender que sean ellos –a los que se les supone la funcion de la proteccion, el cuidado y el amor- quienes danen a sus hijos. Es sabido que el no es una practica reciente, el infanticidio fue admitido hasta el siglo XVII2 y la pedagogia negra como concepcion educativa imperante en Europa en los siglos XVIII y XIX, avalaba el castigo fisico por parte de los padres y maestros, como una forma de templar el espiritu, erradicar el malque estaba en el nino presente desde el origen, despojarlos de una voluntad propia, suprimir la intensidad de sentimientos, impedir las tentaciones del pecado a las que estaba expuesto, entrenarlo en la disciplina y obediencia ciega3. Pero es solamente a mediados del siglo XX cuando la categoria maltrato infantil es recortada por el saber medico y a partir de alli reconocida por la opinion publica como problematica social, movilizandose en torno suyo gran cantidad de recursos, legales y juridicos 4 -tambien economicos-. Ante esta problematica, las intervenciones se han orientado en diferentes direcciones: desde lo medico a evaluar el organismo, comprobar las marcas del fisico que puede ser observable y medir la magnitud de la agresion, desde lo juridico a contrastar el discurso del maltratado con el del maltratador para verificar la veracidad del delito y tomar medidas con el infractor, desde el trabajo social a identificar los factores de riesgo de y asegurar la proteccion institucional del menor en caso de ser necesario, y desde la psicologia, tanto a la educacion de los agresores sobre los derechos del nino, las pautas de crianza, la importancia del amor, con el fin de prevenir aquello que se repite sin comprenderse, como a la evaluacion y tratamiento de las consecuencias psicologicas del en los ninos como la ansiedad, la depresion, la agresion, comportamientos evitativos, miedo, desesperanza, entre otras. En los estudios realizados sobre el tema se encuentran, de manera abundante, diagnosticos del problema. En terminos de cifras de maltrato, tipos de maltrato, caracterizaciones de los agresores y de los agredidos, asi como tambien, aunque en menor medida, investigaciones que buscan explicar las razones del hacia los hijos, desde perspectivas sociologicas, antropologicas, psicologicas, inclusive psicoanaliticas.Al revisar el campo de las investigaciones psicologicas que se ocupan del menor maltratado, se encuentra que en ellas se indaga acerca de los efectos o consecuencias del maltrato. Dicha indagacion se realiza mediante registros de observacion, test psicometricos o cuestionarios que arrojan sintomas a nivel del comportamiento, del pensamiento o a nivel emocional, incluso en ocasiones quienes dan cuenta de estos cambios del menor no son ellos, sino uno de los padres, los maestros, cuidadores u otros adultos que convivan con el nino. De este modo, el fenomeno es ubicado en una dimension de caracter observable o medible, constituyendose como un dato de la experiencia que puede ser objetivado por la mirada del investigador. Sin duda estos estudios ofrecen su aporte en cuanto a la descripcion, contabilizacion, clasificacion y explicacion del fenomeno, pero estas manifestaciones nada dicen de las marcas producidas a nivel inconsciente, ya que el sujeto psicologico - el yo - nada sabe de su verdad mas intima y mas oscura. La indagacion de estas marcas o efectos de la agresividad del Otro a nivel subjetivo, solo puede ser abordada desde el psicoanalisis, pues es en este campo que se introduce la categoria de sujeto del inconsciente como sujeto dividido, que a diferencia del yo, no puede ser observado, no es un dato de la experiencia, no puede ser contabilizado, solo puede emerger en la palabra, ya que existe como efecto del lenguaje. Al revisar las investigaciones psicoanaliticas sobre el tema, se encuentra que se han realizado algunos trabajos sobre el fenomeno del infantil, tanto desde la perspectiva del maltratador como del maltratado. Esta investigacion se situa claramente en la segunda perspectiva; de un lado, por encontrar alli un campo mas abierto a nuevas indagaciones desde esta disciplina, y de otro, por considerar que las investigaciones e intervenciones realizadas con ninos maltratados se orientan, desde otras perspectivas, a acallar el sufrimiento y borrar las marcas del Otro, a partir de la proteccion, la asistencia, la objetivacion de sus manifestaciones. Es necesario entonces, posibilitar una escucha de lo que se ha 9 jugado para cada nino, sin suponer de entrada, que la agresividad del Otro es en si misma traumatica y produce los mismos sintomas en todos los que la han padecido. Adicionalmente, el tema del trauma y de la clinica con ninos, constituye desde hace varios anos fuente de gran interes para la investigadora, quien se ha orientado por indagar los efectos y las respuestas subjetivas de los ninos frente a fenomenos como la violencia y el desplazamiento forzado.