Podria sostener sin ambages que desde hace algunos anos, sin querer quiza, me he tenido que ver con una pareja a la cual usualmente no se atiende, incluso en tiempos de prevencion y de afanes epidemiologicos y salubristas, esa pareja es: enfermedad y salud. Es mas, el ordenamiento como se presenta a la pareja no deja de ser arbitrario y diciente. Vivimos en una epoca en donde las quejas, los sufrimientos, los padecimientos, los malestares, los dolores y las maledicencias, son las constantes vividas de particulares, gremios y sociedades. Y esas constantes, innegables, imborrables se sintetizan bajo el concepto de enfermedad. Vivimos, entonces, en una sociedad en donde, concepto y hecho, la enfermedad es tomada como verdad absoluta, incuestionable e incriticable, a la cual se sacrifica la salud, es decir, la salud es una funcion de la enfermedad y no a la inversa. Es asi como se aspira, se anhela y se conducen esfuerzos ingentes para producir individuos sanos y una sociedad sana, desde el principio aceptado y demostrado por las disciplinas clinicas, epidemiologicas, la salubridad, asi como por medicos, psicologos, psicoanalistas, filosofos, moralistas y politicos, entre otros: ‘que nadie esta sano y que nadie esta excepto del riesgo de morir’.