Si partimos de aceptar que, hombres y mujeres, nacemos (Santos, 1998; Cortina, 1998; Espinola, 2005 y Naranjo, 2006) como seres humanos en contexto, mas no como ciudadanos; seres humanos de derechos y deberes, conforme una realidad dada; ciudadanos mas alla de los clasicos, es decir, democraticos, participativos, sociales, politicos, activos y criticos; que, por tanto, el ciudadano no nace, se hace; y, por finalidad y encargo social, es al sistema educativo a quien le corresponde hacerlo conforme lo plantean Kant (1983), Gadamer (1992) y Meirieu (2004), entonces tiene sentido preguntarse si, para hacerse ciudadano, bastara con la educacion (Santisteban, 2004; Pages, 2005; Bolivar, 2007; Husbands, 2007) o, al contrario y quiza, complementariamente en Latinoamerica, debemos mas bien acudir a su formacion (Alvarez de Zayas, 1999; Diaz & Quiroz, 2005). Educacion y formacion no son, en sentido estricto, sinonimos. Educacion ciudadana y formacion ciudadana, tampoco lo son. Esta reflexion no solo las diferencia conceptual y operativamente; tambien las ubica en su contexto: el europeo aquella y, el latinoamericano esta; y, como consecuencia de ello, argumenta el por que la realidad de America Latina hoy exige no solo educar ciudadanos o apostarle a una educacion para la ciudadania sino, adicional y complementariamente, es decir, mas que educarlos, requiere es formarlos sobre, en y para la ciudadania, en contexto y con la clara finalidad de contribuir a la construccion del proyecto politico democratico, mediante la adquisicion de la categoria de ciudadano y el consecuente ejercicio de una ciudadania renovada. El proposito apunta a descifrar si lo que se precisa hoy en Latinoamerica es educar o formar ciudadanos y establecer las bases teorico-metodologicas para la formacion de ciudadanos renovados. El fundamento conceptual proviene de la teoria de los procesos conscientes inspirada en Carlos Alvarez de Zayas, de la pedagogia critica siguiendo a Paulo Freire y de la geografia critica pregonada por Milton Santos.