Con esta frase de sencillez clasica comienza el bello ensayo en lengua francesa, de Wilhelm von Humboldt, «Essai sur les langues du nouveau continent», texto escrito en 1812 en Viena, que iba a constituirse en epilogo de su obra Voyage aux regions equinoxiales du nouveau continent, pero que quedo inconcluso como muchas otras obras suyas. Vale recordar que el «Gran Libro» sobre las lenguas americanas, tantas veces comenzado, nunca se termino.