Historicamente hemos entendido el aspecto diferencial del borde, mas no el integral. Esta apreciacion restringida ha construido estados, sociedades autonomas y mundos divergentes. Somos una civilizacion en la que se ha sacralizado el limite, enfatizado las jurisdicciones y los estratos, pero no nuestra naturaleza humana comun, ni nuestro planeta comun. No hemos edificado a favor de la naturaleza sino en oposicion a ella. Con el borde filoso, excluyente de la construccion, hemos seccionado los ecosistemas y disociado a las especies. Se requiere entonces un diseno de estrategias que conduzcan al establecimiento y restablecimiento de relaciones positivas entre los organismos y la cultura del lugar. Mediante una arquitectura que lidere la humanizacion del borde se repondran los flujos naturales y sociales. Esto lo demanda el planeta, el momento historico y la sociedad en su conjunto.