La curiosidad de mirar hacia atras nos coloca ante un dilema: o aceptamos el nombre que se le da a los fantasmas y los damos por conocidos o tratamos de hablar con ellos. La primera alternativa nos exime de inquietudes si no hacemos preguntas. La segunda nos lleva a despojarnos de la corporeidad presente y a buscar ventanas de aproximacion. Claro, esta aproximacion no es del todo natural, estamos en circunstancias y tiempos diferentes y la completa objetividad no nos es posible, pero no existe otro camino. Precisar la importancia de una ventana particular es dificil. Podemos ir abriendo una por una o varias a la vez. Depronto si las abrimos todas con un mismo viento perdemos la oportunidad de descubrir los diferentes matices y tonalidades, la oportunidad de percibir diferentes perspectivas.