El articulo parte de una doble constatacion empirica: en primer lugar, las circunscripciones especiales vuelven el proceso electoral colombiano en general cada vez mas dificil de entender para los electores y complicado de manejar para las autoridades. En segundo lugar, los resultados que arrojaran ya no favorecen tanto a los movimientos sociales indigena y afrocolombiano como se supone que lo hacen, en particular desde la reforma politica de 2003. Se analizan las razones de esta situacion, y se propone un debate al respecto. El autor considera que si se adaptan correctamente los mecanismos de discriminacion positiva, los movimientos indigenas y afrocolombiano ganarian en competir en circunscripcion nacional en el marco de un partido unico para cada uno, en el cual las diferencias internas se resolverian a traves del voto preferente. De esta manera, si abandonan las circunscripciones especiales, estas minorias podrian aprovechar los mecanismos de la reforma politica en vez de sufrir sus efectos como pasa actualmente. Esto no solo mejoraria sus representaciones politicas, sino que ademas, les permitiria consolidarse como movimientos de cara a la opinion publica.