Han pasado seis meses desde que se realizo en Medellin el Septimo Foro Urbano Mundial auspiciado por ONU-Habitat con el lema “Equidad urbana en el desarro-llo – Ciudades para la vida”. La sede de ese evento no podia ser mas emblematica: la ciudad mas innovadora del mundo, la “tacita de plata”, la mas conAictiva, la mas educada, la mas feliz, otrora la mas violenta, en An, la que mas atrae las miradas de propios y extranos por sus cifras, sus records y sus excentricidades publicitarias. Todo un programa de maquillaje intensivo precedio la inauguracion del Foro, que incluyo guardar a los “habitantes de calle” lejos de sus guaridas habituales, para que los visi-tantes creyeran que la mentada innovacion algo tenia que ver con la erradicacion de la miseria y la pobreza absoluta que deambula por sus calles.