La reflexion humana en torno a los problemas del bien y del mal, y de lo que debe constituir el fin de la vida, parece, desde sus inicios mismos en Occidente, situarse de acuerdo con dos coordenadas que podemos comodamente denominar con los terminos de etica y de moral. En ellos salta a la vista la doble herencia, griega (ethos) y romana (moris), de nuestra cultura. Esta duplicidad terminologica es afortunada, en la medida en que nos proporciona dos categorias para dos puntos de vista distintos, pero complementarios. Seria desafortunada solo si, por error, fueramos llevados a suponer cada punto de vista como exclusivo de la reflexion griega o de la romana, pues ambos se dieron en las dos culturas.