El articulo intenta mostrar como en los origenes de la universidad en el Medioevo, se configura un proyecto humanista como esencia del que hacer universitario; no se trata solo de dar cuenta del saber hacer, sino y ante todo, del saber pensar (contemplacion) y del saber vivir bien (etica y politica). Sin la humanitas de la contemplacion y sin la etica como una estetica de la existencia, la universitas es mera racionalidad instrumental, mero uti-usar que no permite el frui-deleitarse como gozo de la verdad y deleite de la bondad. Este frui-fruicion es el sentido de la vida academica que, por ello y solo por ello, puede informar formando, instruir educando, usar gozando, buscar ensenando, investigando y sirviendo. Sin estas condiciones humanistas, la universidad medieval hubiera sido un mero instrumento del hacer, sin el poder del pensar y del obrar.