El decimo libro de Diogenes Laercio es nuestra fuente principal para conocer la vida y la obra de Epicuro (341-270 a. le.). Esta, segun el mismo biografo (X, 26), se componia de unos trescientos volumenes de los cuales no queda sino una parte minima. Diogenes Laercio nos ha conservado tres cartas dirigidas a sus discipulos Herodoto, Pitocles y Meneceo, una breve carta escrita en los ultimos momentos de su vida, algunos fragmentos y cuarenta sentencias, llamadas Maximas Principales. En 1888 Wotke publico otra coleccion de 81 sentencias que se intitula Gnomologium Vaticanum o Exhortaciones de Epicuro. Ademas, tenemos una cantidad de fragmentos, provenientes unos de los papiros de Herculano y otros que han sido conservados por los autores griegos y romanos de la epoca posterior.