Los estudios tradicionales de tecnologia en arqueologia tuvieron como presupuesto basico que las variaciones observadas en la cultura material se debian a restricciones funcionales y de materia prima. Aunque esto es parcialmente cierto, las investigaciones y los desarrollos teoricos de las dos ultimas decadas sobre cultura material muestran con claridad que la mayor parte de las causas de variabilidad de la cultura material se encuentran en la dinamica social, en la interfase entre el concepto y su objetivacion material, interfase que da foma al comportamiento humano puesto que a traves de ella se realizan, simultaneamente, objetos, relaciones sociales y sentidos (vease Dobres y Hoffman 1994 para una buena sintesis de esta postura). Asi consideradas, es evidente que las escogencias tecnicas que se realizan en un proceso tecnologico se establecen, muchas veces, por criterios que no responden a necesidades funcionales. Lemonnier (1986, 1993), por ejemplo, ha mostrado como la utilizacion de determinadas opciones tecnologicas no significa desconocimiento de otras opciones funcionalmente equivalentes -lo que Sackett (1982) llamo “opciones isocresticas” - sino escogencias conscientes que pueden, en muchos casos, marcar identidad y, simultaneamente, distancias sociales. Asi, aunque ciertas escogencias puedan parecer arbitrarias, los fenomenos tecnologicos no ocurren al azar y estan estructurados por un orden social, no necesariamente tecnico (Lemonnier 1986: 179).