Una de las expresiones optimistas que encubre uno de los fenomenos politicos recurrentes en la historia colombiana aparece en boca del constitucionalista Diego Uribe Vargas: eterna “fidelidad al derecho y el respeto por las normas juridicas”, lo cual se refuerza con la idea del apego a la democracia y sus instituciones. Sin duda es una situacion que contrasta dramaticamentecon las crisis politicas y partidistas y los permanentes cambios constitucionales y legales que se padecen. Lo anterior permite una aproximacion al denominado uso autoritario del derecho como fruto de la imposicion de la politica sobre el derecho; de la personalidad de quien encarna una institucion para el colectivo por encima de la institucion encarnada; de la voluntad de quien gobierna sobre el teorico mandato constituyente de los gobernados; y del rito que oculta los poderosos intereses. Para develar lo anterior, el articulo hace un recorrido por dos procesos constituyentes del siglo XIX que configuraron el regimen politico y cuyas constantes, parafraseando a Hernando Valencia Villa, se han perpetuado y han resistido, desde lo alto, el cambio. Tal vez 1991 abrio algunas rendijas, pero solo el tiempo, el largo tiempo, lo podra evidenciar.