El jueves el General hizo ensillar el caballo negro. En la madrugada habiamos oido el galope de una cabalgadura, la voz de los centinelas y un disparo. Despues volvieron a oirse los cascos y en la corraleja relincho una yegua. -Es un caballo entero- dijo Carlos. Alguien viene de lejos. Despues el sueno nos la gano. -Le debieron traer alguna noticia. Esta inquieto. Se vistio desde temprano y se puso a mirar el terreno con el anteojo. De seguro que nada vio porque la niebla esta dura. Aqui no mas si apenas uno se ve las manos. Se habia levantado con lentitud, tercamente, desde el suelo y trepaba por los arbustos, espesa como agua de inundacion. Se pegaba a las ramas, a los pies de los soldados, a las cantoneras de los fusiles. Uno la respiraba humeda, caldosa. No va a ver nada, mi General.