La experiencia de la modernidad esta enmarcada en la idea de novedad, de diferenciacion radical con toda remision a lo antiguo; sin embargo, lo nuevo lo constituye la comprension del mundo desencantada, despojada de dioses, verdades, normas y formas de vida absolutas, universales y necesarias en tanto emanadas de poderes inhumanos. La nueva conciencia de es de epoca pensada, esto es, disenada, proyectada por los hombres. La modernidad encara la tarea de autocercioramiento, de proponerse para si y desde si una normatividad, un horizonte de sentido que haga inteligible y justificable la relacion del hombre con la naturaleza, con los otros y con su propio mundo interior. Se trata de la tarea de el presente, pero, es preciso preguntamos que es lo que da que pensar: la hipotesis es que la inquietud-eje es la identidad, abierta en tres dimensiones, a saber, la voluntad de verdad (la pregunta por el fundamento del conocimiento), la voluntad moral (la cuestion de la legitimidad de las reglas de convivencia) y la voluntad estetica (la inquietud por una vida personal que valga la pena ser vivida). El mundo mismo se torna politico, es decir, deliberativo, constructivo y terapeutico, y el pensar se sintetiza en la busqueda de fundamento.