Creia que la llorona era yo. Jamas pense que mi hermanita era tan nerviosa como yo. Y que decir de mi papa. El pesimismo se apodero de el. Al instante me di cuenta que su salud podria estar en peligro ante cualquier noticia fuerte. “Los tiquetes, las maletas, me voy ya”, nos dijo. Eran diez horas de viaje hasta Colombia y mi papa queria acompanar al suyo en sus “ultimos momentos”. Y lo digo de forma ironica porque hoy dia, cada vez que mi abuelo sufre un dolor de cabeza o se sienta encorvado, mi papa piensa que ya se va a morir. Mi mama, la cabeza fria de la familia, hizo todas las averiguaciones sobre que hacer para que mi papa cambiara su tiquete Madrid - Cali. No habia ninguna posibilidad de adelantar el viaje. Todos los vuelos estaban sobrevendidos.