Las plantas constituyen un recurso valioso en los sistemas de salud de los paises en desarrollo. Aunque no existen datos precisos para evaluar la extension del uso global de plantas medicinales, la Organizacion Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que mas del 80% de la poblacion mundial utiliza, rutinariamente, la medicina tradicional para satisfacer sus necesidades de atencion primaria de salud y que gran parte de los tratamientos tradicionales implica el uso de extractos de plantas o sus principios activos (Akerele, 1993; Sheldon et al., 1997; Shrestha y Dhillion, 2003; Katewa et al., 2004). De acuerdo a la OMS (1979) una planta medicinal es definida como cualquier especie vegetal que contiene sustancias que pueden ser empleadas para propositos terapeuticos o cuyos principios activos pueden servir de precursores para la sintesis de nuevos farmacos. Estas plantas tambien tienen importantes aplicaciones en la medicina moderna. Entre otras, son fuente directa de agentes terapeuticos, se emplean como materia prima para la fabricacion de medicamentos semisinteticos mas complejos, la estructura quimica de sus principios activos puede servir de modelo para la elaboracion de drogas sinteticas y tales principios se pueden utilizar como marcadores taxonomicos en la busqueda de nuevos medicamentos (Akerele, 1993). Con base en estos hechos, la OMS ha promovido el estudio de las plantas como fuente de medicamentos, dentro del programa ?Salud para todos en el ano 2000? (Akerele, 1985). Durante la conferencia de Alma-Ata, celebrada en 1978, se acordo impulsar la documentacion y evaluacion cientifica de las plantas utilizadas en la medicina tradicional, abriendo las puertas al dialogo entre la medicina tradicional y la moderna, sobre la base de que las practicas peligrosas se eliminarian y solo se promoveria lo que fuese seguro y eficaz (Albornoz, 1993; Akerele, 1993). A mas de veinte anos de la declaracion de Alma-Ata, existen otras razones que justifican la investigacion sobre plantas medicinales. En primer lugar, aunque menos del 10% de las especies de angiospermas existentes en el mundo han sido evaluadas para determinar su composicion quimica y sus propiedades farmacologicas (Stix, 1993; Cox y Balick, 1994), el valor potencial de los medicamentos derivados de plantas tropicales es considerable (Soejarto y Farnsworth, 1989; Balick y Mendelsohn, 1992; Mendelsohn y Balick, 1995; Sheldon et al., 1997). En algunos paises se han desarrollado programas de prospeccion para investigar la actividad farmacologica de los componentes de plantas tropicales, tales como el Convenio Merck-INBio en Costa Rica (Roberts, 1992), el programa de busqueda de compuestos activos contra el Cancer y el SIDA del Instituto Nacional del Cancer en EEUU (Daly, 1992) y el proyecto de prospeccion bioquimica del bosque tropical de Yutaje, en Venezuela (Michelangeli, 1999), entre otros. Los metodos de prospeccion al azar siguen teniendo preferencia en la busqueda de compuestos activos por parte de la industria farmaceutica, pero en los ultimos anos se ha prestado especial atencion a la utilizacion de la informacion etnobotanica para la seleccion de plantas en la busqueda de compuestos con actividad biologica (Cox y Balick, 1994; Voeks, 1996; Khafagi y Dewedar, 2000). En tal sentido, algunas investigaciones han evidenciado la efectividad de este enfoque para tal fin (Farnsworth et al., 1985; Alarcon et al., 1998; Khafagi y Dewedar, 2000).Sin embargo, en muchos paises en desarrollo ha ocurrido una perdida importante del conocimiento tradicional sobre el uso de plantas medicinales y de otras plantas utiles, transmitido de padres a hijos (Caniago y Siebert, 1998; Benz et al., 2000; Katewa et al., 2004). Aunado a ello, la disponibilidad de tales plantas se ha visto reducida por la degradacion de los bosques y su conversion a bosques secundarios y campos agricolas (Voeks, 1996; Caniago y Siebert, 1998; Joshi y Joshi, 2000). En consecuencia, la cadena de transmision de dicho conocimiento se encuentra en riesgo (Raja et al., 1997; Tabuti et al., 2003). Por otra parte, no existe suficiente informacion sobre la abundancia y distribucion de las plantas medicinales en el tropico y, menos aun, sobre los efectos de su extraccion en las poblaciones naturales (Caniago y Siebert, 1998; Frei et al., 2000). Es necesario, entonces, hacer esfuerzos para evitar la perdida definitiva del conocimiento tradicional sobre plantas medicinales, no solo para preservar esta herencia cultural, sino tambien para registrar la informacion sobre ciertas especies utiles, que podrian ser relevantes para el desarrollo de nuevas fuentes de medicamentos y de otros beneficios para la humanidad, contribuyendo, al mismo tiempo, a proteger la biodiversidad (Akerele, 1993; Katewa et al., 2004). La investigacion sobre el uso de plantas medicinales forma parte de la etnobotanica, que ha sido definida como el estudio de las interrelaciones entre los grupos humanos y las plantas (Ford, 1978; Martin, 2001; Gomez-Veloz, 2002). Por su naturaleza interdisciplinaria abarca muchas areas, incluyendo: botanica, quimica, medicina, farmacologia, toxicologia, nutricion, agronomia, ecologia, sociologia, antropologia, linguistica, historia y arqueologia, entre otras; lo cual permite un amplio rango de enfoques y aplicaciones (Alexiades, 1996a; Martin, 2001). No obstante, aunque existen excepciones notables, muchos investigadores incursionan en este campo de estudio desde el ambito de sus propias disciplinas. A pesar del interes comun, ha existido poco intercambio de teorias y metodos entre disciplinas (Prance, 1991; Alexiades 1996b). Tal situacion ha favorecido una alta proporcion de estudios etnobotanicos descriptivos, limitados a compilar listas de plantas utiles (Gomez- Veloz, 2002). Esto ha contribuido a una percepcion negativa de la etnobotanica, la cual ha sido vista como una pseudociencia que carece de un contexto teorico unificado y de tecnicas de analisis rigurosas (Ford, 1978; Phillips y Gentry, 1993a).En las dos ultimas decadas se ha hecho un esfuerzo importante para cambiar esta percepcion. En ese sentido, la utilizacion de tecnicas cuantitativas ha permitido valorar con mayor precision la importancia relativa de las plantas en contextos culturales concretos (Phillips y Gentry, 1993a; Phillips, 1996; Bruni et al., 1997; Bennett y Prance, 2000) y los patrones de variacion del conocimiento tradicional dentro de las comunidades locales (Zent, 2001; Begosi et al., 2002); los estudios en diferentes grupos etnicos latinoamericanos han documentado experiencias de manejo que podrian constituir la base para disenar estrategias de conservacion y manejo sostenible de ecosistemas tropicales (Prance et al., 1987; Boom, 1990; Frei et al., 2000). Igualmente, algunas tecnicas ecologicas han resultado utiles para evaluar el impacto ecologico de la extraccion de plantas utiles en comunidades naturales (Hall y Bawa, 1993). Asimismo, se ha comenzado a prestar atencion al problema de la propiedad intelectual del conocimiento tradicional y al desarrollo de estrategias para retribuir a las comunidades locales por su participacion en las investigaciones etnobotanicas (Cunningham, 1996). A pesar de todas estas innovaciones, Zent (1999) plantea que la filosofia de la etnobotanica no ha cambiado mucho, pues en la mayoria de las investigaciones sobre plantas medicinales se sigue enfatizando la documentacion cientifica de las plantas y sus usos para beneficio casi exclusivo de grandes transnacionales, con poco interes en la dinamica de los sistemas de conocimiento local y en la compensacion a las comunidades nativas. Se requiere entonces de mas trabajo interdisciplinario, de una mayor preocupacion por los aspectos eticos de la comercializacion de medicamentos desarrollados a partir del conocimiento tradicional de ciertos grupos humanos (Prance, 1991) y por el retorno de los resultados obtenidos, en ensayos biologicos de plantas tropicales, a los paises y grupos humanos que han colaborado en la coleccion de las plantas evaluadas (Ritcher y Carlson, 1998). Con base en estas consideraciones, en la presente revision se analizan los objetivos y enfoques actuales de la investigacion etnobotanica, asi como las fases que deberia cumplir cualquier proyecto interdisciplinario de investigacion sobre plantas medicinales.