Mas alla de la marginalidad a la cual se ven sometidas las personas con movilidad reducida, es el hecho que a nivel de ciudad, los arquitectos y planificadores han olvidado que el contexto construido para esta poblacion se convierte en una barrera fisica, que imposibilita en algunos casos el libre acceso a muchos de los lugares publicos y privados; lo que converge y ocasiona una situacion de exclusion. La ruta a seguir es derribar aquellas barreras arquitectonicas que obstaculizan la inclusion social; para tal fin se hace necesario y urgente avanzar por un diseno arquitectonico que no tenga como objetivo final unicamente un sentido estetico, sino tambien humanista que permita desde la obra misma plantear las posibilidades para la aceptacion socio cultural de las personas en condicion de vulnerabilidad asociada a la condicion de limitacion fisica, planteando asi la etica de lo estetico, convirtiendose esta premisa en el reto para la inclusion.