-No esta muerto- dijo el nino bajando la voz -Hace un momento movio una mano-. -Pero ahora ya no se mueve, ya debe estar muerto-, le respondi6 el otro con un tono entrecortado y temeroso. _Ya traeran la linterna grande para ver- contesto el primero, alzando los hombros, _ y veras que con la luz se vuelve a mover-. -Como los gusanos- dijo el mas pequeno. Y se quedaron un rato en silencio. Estaban a corta distancia del hombre acostado, medio protegidos por los arboles altos que sombreaban las matas de cafetos. Desde ahi podian ver sin que sus padres los descubrieran y les reganaran por andar despiertos y levantados a tan altas horas de la noche.