En los procesos globales dos problemas han venido ganando especial atencion durante las dos ultimas decadas: son ellos el cambio climatico y la globalizacion economica. En respuesta al primero, los paises mas industrializados han venido promoviendo acuerdos internacionales orientados a la disminucion de gases contaminantes de la atmosfera, destacandose entre ellos el Acuerdo de Kioto, de 1997, cuyos impactos sobre la planificacion economica no se hicieron esperar. De manera simultanea, cambio climatico global y globalizacion economica se relacionan, en tanto para enfrentar al primero, se invoca la sustitucion de combustibles fosiles y se promueve la produccion de biocombustibles, entre otras fuentes alternativas de energia. Por esta via se induce una nueva division internacional del trabajo, caracterizada por una asignacion de tareas no solo de conservacion de ecosistemas y produccion de biomasa a los paises en desarrollo sino de produccion de la materia prima para los biocombustibles, cuyo proceso de transformacion es de manera inmediata monopolizado por la tecnologia de los paises centrales. En el conjunto de impactos previsibles ante esta nueva division internacional del trabajo se pueden mencionar los procesos de cambio en los usos del suelo y/o la ampliacion de la frontera agricola para facilitar los cultivos de palma de aceite, cana de azucar, yuca, maiz, soya y sorgo; la elevacion de los precios de productos agricolas de la canasta basica alimentaria de la poblacion de los paises dependientes: maiz, yuca, cana de azucar; la transformacion de ecosistemas en sus componentes de flora y fauna, asociados al establecimiento de monocultivos de plantacion; el desplazamiento forzado de poblacion rural por presion de inversionistas amparados en grupos paramilitares y actitud complice del gobierno; el crecimiento de la dependencia cientifico tecnologica y alimentaria de los paises en desarrollo con respecto a los paises “desarrollados”.