Spanish Abstract: Ya en su momento el profesor Eduardo Montealegre Lynett como candidato a la Fiscalia General de la Nacion dijo ante la Corte Suprema de Justicia que uno de los problemas fundamentales del actual Codigo Penal es su incompatibilidad con los nuevos criterios de imputacion que imponen los estandares internacionales y la Constitucion de 1991. La funcion jurisdiccional se ha transformado toda vez que los jueces en general fungen, en el mismo sentido que la Corte Constitucional, como garantes de la primacia de la Constitucion sobre las demas normas y de la realizacion de los derechos fundamentales, a traves del control difuso de constitucionalidad y de la accion de tutela. Ello pone de manifiesto un aspecto importante de la denominada constitucionalizacion del ordenamiento juridico. Por lo tanto, la nueva realidad juridica impuesta por el actual modelo de Estado obliga a replantear el injusto del delito de prevaricato para no configurarlo a partir de la comparacion de la decision con la ley, sino con los valores y principios constitucionales que determinan un nuevo sistema de fuentes que expresan un marco de consenso y unidad, ya no formal, sino material, donde coexisten diversas posturas acerca de la justicia. Lo que pretendemos es configurar el injusto del prevaricato, conforme a esos estandares internacionales, al modelo de Estado que se impone.English Abstract: Already at the time the teacher candidate Eduardo Montealegre Lynett as the Attorney General’s Office told the Supreme Court that one of the fundamental problems of the current Penal Code was that it was not compatible with the new allocation criteria imposed by international standards and the 1991 Constitution. The judicial function has become judges whenever are generally in the same direction as the Constitutional Court, as guarantors of the primacy of the Constitution over all other rules and realization of fundamental rights, through fuzzy control of constitutionality and tutelage. This highlight an important aspect of the so-called legal constitutionalization. So the new legal reality imposed by the current state model requires rethinking the crime of malfeasance unfair not to configure from the comparison of the decision with the law but with constitutional values and principles that determine a new system sources expressing “a framework of consensus and unity, and non-formal, but material where coexist different positions on justice. What we want is to set the malfeasance unjust under these international standards state model imposed.