Recuerdo la furia de Joaco cuando el padre rector prohibio que nos quedaramos jugando cascarita en la puerta, antes de que tocaran la campana. Joaco no jugaba, claro, porque era cojo y viejo; tenia una pierna mas corta que la otra (o la otra mas larga, no se bien), y usaba un zapato con una suela gruesa que parecia una plancha. Ademas, Joaco era el portero del colegio y no estaba bien que se pusiera a jugar con nosotros cascarita.