No me han dejado pasar mas que dos meses en esta isla, pero yo me habria quedado dos anos, dos siglos y toda la eternidad sin aburrirme ni un momento, aunque no tuviese, con mi companera, mas compania que la del recaudador, su mujer y sus criados, quienes eran todos, en verdad, muy buenas gentes y nada mas, pero era precisamente lo que necesitaba. Cuento estos dos meses como el tiempo mas feliz de mi vida y tan feliz, que me habria bastado durante toda mi existencia, sin dejar nacer un solo instante en mi alma el deseo de otro estado.