El autor quiere recordar al menos un horizonte de la ensenanza de Rubio: su anhelo de un reconocimiento filosofico para el relato. Este deseo nunca supuso en el una ruptura con el concepto; antes bien, quiso dirigir este a explicitar el trabajo del relato como modo fundamental de expresion, transformacion y enriquecimiento de nuestra experiencia. En esta forma, entrelazando a Rubio con Ricœur, el autor muestra que este camino, antes de achatar la filosofia, la lleva mas alla de si misma y le evita reducirse a una cuestion de textos y problemas, para regresarla al lugar y al papel que tenia en la antiguedad: el enriquecimiento de la experiencia misma. Tras exponer sucintamente la nocion ricoeuriana de Triple Mimesis, el autor acoge las preocupaciones de Rubio que vinculan la inteligencia narrativa con la accion, con la sabiduria practica y el juicio moral prudente, existentes aun en todo acto de leer. Es asi como, finalmente, Rubio hace eco al conatus de la identidad narrativa, de una vida poetica no solo individual sino colectiva, en su lectura y ensenanza de Ricœur.