durante mucho tiempo no fue un problema que demandara deuna reflexion teorica o metodologica. Era suficiente con escri-bir de modo impersonal, formal, en tercera persona y ocultandoal autor del texto, como si el conocimiento fuera un saber reve-lado y no una construccion humana. Esto probablemente se de-bio a la primacia que tuvieron hasta hace poco las perspectivaspositivistas centradas en la estadistica, que relegaban las posi-ciones interpretativas o comprensivas, y negaban el caracterretorico y narrativo implicito en cualquier documento cientifi-co. En la decada de 1980, la antropologia se enfrento a los deba-tes posmodernos, cuando se pusieron sobre la mesa de maneraabierta los problemas de la escritura etnografica y la crisis derepresentacion. Este debate hacia parte de un panorama masamplio que, en mayor o menor medida, trascendio a todas lasdisciplinas cientificas y cuestiono tanto las formas autorizadaspara producir conocimiento, como las fronteras disciplinarias ylas pretensiones totalizadoras de muchas teorias.Dentro de este panorama, Harry Wolcott hace parte de losinvestigadores que han convertido la escritura en ciencias so-ciales en un objeto de reflexion, una herramienta de pensamien-to y un factor activo en el analisis y la interpretacion de larealidad social. Situado en una perspectiva naturalista, presentala escritura como un asunto de suprema importancia en la cons-truccion del conocimiento, y no simplemente como un mediode expresion obligado o canonizado por las tradiciones discipli-narias. En la perspectiva naturalista se da enfasis al trabajo des-criptivo y cualitativo, y el investigador mismo es la herramientaprincipal de investigacion. En tal medida, todo aquello que pro-duzca dependera de un proceso reflexivo constante en que estan