En el encuentro Spinoza-Nietzsche, esta ponencia se propone presentar un asunto clasico: el poder del pensamiento sobre las pasiones. Complices en el mismo complot, Spinoza y Nietzsche intentan liberar la existencia de la mas fuerte de las pasiones: el resentimiento. Para ello cuenta el primero con su singular idea de Dios; con la idea del eterno retorno el segundo. El conocimiento verdadero de Dios como causalidad inmanente produce un incremento de la fuerza de existir en quien lo adquiere. Como acto estetico del pensamiento, como experimentacion parodica, el eterno retorno configura una transformacion de la existencia, una existencia que abandona el tiempo de redencion.