Un dia de Octubre de 1992 los atonitos televidentes colombianos observaron a un melenudo personaje con pinta de hippie de los anos setenta pasar al podio del Premio Nacional de la Calidad. Sus companeros de premiacion, presidentes de grandes empresas nacionales y multinacionales, no podian creer que el Ministerio de Desarrollo lo hubiera escogido para pronunciar en su nombre el discurso ante el Presidente de la Republica y la audiencia nacional Nos ha tocado la suerte de vivir en un pais donde siempre hay lugar para la esperanza. Un pais que despierta hacia un futuro promisorio y un nuevo amanecer, en el cual la tecnologia se pone al servicio de la sociedad para hacerla crecer y no para subyugar. Puedo decir, sin temor a equivocarme, que las empresas aqui reunidas son dignas representantes, adalides tal vez, de esa autentica fe en el futuro de Colombia.