Si tanto la reconstruccion en infinito de la sabiduria presocratica como la declaracion de una muerte de la Filosofia -con mayuscula-, pueden dejar en la incertidumbre al filosofo viviente, este tiene aun la posibilidad de filosofar si va mas alla de los conceptos a la tarea ardua y siempre fragil de la autopropiacion individual y colectiva de las operaciones de la conciencia intencional. Con base en este nucleo, el filosofo viviente se puede orientar a la apropiacion y transformacion filosofica de las situaciones concretas mediante un metodo abierto y pluralista que haga justicia a la universalidad y a la concretez, a la tradicion y a la innovacion. El autor del articulo narra una experiencia y esboza un programa.