Para Levinas el otro es lo exterior, lo extranjero, libre por excelencia. No se puede hacer coincidir al otro con la representacion que de el tenemos desde nuestra subjetividad, pues la relacion con el otro no es de asimilacion, no es un Alter Ego. El amor para Levinas, es un movimiento que va en una direccion contraria a la de identificacion. El amoroso tiene la ilusion de que el otro es unico y en lugar de superar la soledad, el amor la exacerba. Nada del imaginario que se puede tener sobre el otro es eso que el otro es, el Otro es incognoscible, es siempre misterio. Esta exterioridad incomprensible del otro nunca es superable. Ir hacia el reencuentro del otro es siempre una aventura, un golpe de lo inesperado, un riesgo. Este movimiento demanda salir de la propia subjetividad, una desindividuacion, una de-subjetivacion de si mismo, liberandose de si para ir al reencuentro del otro, responder a su llamado, que exige desprenderse del si mismo para ocuparse del Otro, de su sufrimiento, de su muerte. El ser responsable es la concepcion del sujeto etico levinasiano: ningun poder y ningun saber se ejerce sobre el otro.